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Me causaba tanta gracia cada vez que caminaba por el sector de Olympic y Pico, y veía esas letras amarillas que anunciaban “El Cholo”. Vi que se trataba de un restaurante y que según pregonaba el letrero, funcionaba desde 1923; pero de ahí no pasaba, nunca entré al establecimiento por razones de tiempo y dinero.

En aquel entonces acababa de llegar de Colombia y tratando de establecerme en las nuevas tierras no encontraba ni un segundo para respirar. El tiempo fue pasando, me mudé a otro sector de la ciudad, y seguía escuchando el nombre del restaurante con frecuencia. “Que tiene los mejores margaritas de la región”, “que su Happy Hour es estupendo”, “que Robert Redford lo anunció como uno de sus rincones favoritos”…

Hasta este año, y no precisamente en el local ubicado en Pico y Olympic, acudí a descubrir los tesoros de “El Cholo”. Lo hice un día que paseaba por las calles de Santa Monica y la ocasión no se iba a desaprovechar.

Te dejo unas fotos que tomé en el restaurante, pero vale la pena aclarar que eran las 11 de la mañana y apenas acababan de abrir las puertas al público. Según me cuentan después del mediodía y sobretodo durante el Happy Hour, el lugar se abarrota de gente buscando saborear los mejores margaritas de la ciudad.

1923: Alejandro Borquez y su esposa Rosa, abren el restaurante en las avenidas Broadway y Santa Barbara.

1925: Un cliente dibuja una figura en el menú y la denomina “El Cholo”. Alejandro Borquez considera este nombre como el indicado para su restaurante.

1927: Aurelia, la hija de los propietarios, y su esposo George Salisbury, deciden abrir otro restaurante entre las calles 11 y Western.

1931: Artistas como Gary Cooper, Bing Crosby y Loretta Young son frecuentes clientes del lugar.

1959: Carmen Rocha, empleada del restaurante, incluye “Nachos” en el menú, un plato originario de su natal San Antonio.

1967: Por primera vez se preparan margaritas, usando Cuervo 1800 Tequila y otros ingredientes de calidad.

1996: Se contabilizan 1 billón de tortillas vendidas en la historia del restaurante.

Definitivamente, habrá que regresar…