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Esperaba con ansias la llegada del 22 de enero, fecha en la que la familia por fin se iría a sus anheladas vacaciones en el Caribe. Iba a ser nuestro segundo crucero en el Disney Wonder, y los maravillosos momentos conseguidos en el pasado viaje, nos animaban aun más a revivir la experiencia.

La primera vez estuvimos recorriendo la costa Pacífica mexicana, y en esta oportunidad los destinos se concentrarían en Grand Cayman y Castaway Cay.

Como a la peque no se le pueden contar planes como estos con anterioridad, esperamos al momento de llegar al aeropuerto para explicarle la razón de semejante madrugada. Pero  el plan se le contó a medias, dejando la parte del crucero para la noche antes de embarcar.

Ella imaginaba que la sorpresa se limitaba a unas vacaciones en Miami, idea que la emocionó suficientemente como para llamar a su tía y contarle la buena nueva. El destino final se descubriría esa misma noche, cuando Mickey y Minnie Mouse llamarían a la niña para explicarle el resto del itinerario.

Salimos el aeropuerto LAX a las 9 de la mañana, arribando a la ciudad de Miami aproximadamente a las 5 p.m., hora local. En la noche la chiquita ya estaba recorriendo las calles del Downtown sin saber lo que le esperaba. Pidió comida en la Pizza Rústica, luego escuchó que mi teléfono sonaba y emocionada respondió a la llamada que hicieron los famosos personajes.

La enorme sonrisa en su cara fue el remate a una extenuante jornada; todos nos fuimos a dormir felices, aguardando el momento de subir al barco e iniciar el recorrido por las cálidas aguas del Caribe.

Al día siguiente, desde la habitación del hotel divisamos al Disney Wonder esperándonos en el puerto. A partir de ahí, ya solo la alegría se apoderaba de nosotros.

¡Hasta la próxima!