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Aclaratoria: Este artículo hace parte de una campaña en colaboración con Johnson & Johnson’s. Me indentifico plenamente con el principio de “El cariño inspira cariño” ya que los actos de amor más sencillos contribuyen a hacer del mundo un mejor lugar.

Nostálgica, así me encuentro hoy. Desperté con ganas de ver fotos de hace algunos años y revisando algunas imágenes guardadas en el computador, me encontré con verdaderos tesoros.

Empecé por las fotografías del baby shower, pasé por las del nacimiento de mi niña y proseguí con los cumpleaños, navidades y otras celebraciones. Ahora me doy cuenta de que festejamos importantes momentos y que en la cara de mi peque siempre se dibuja una contagiosa sonrisa.

Desde que supe que mi niña vendría al mundo, la misión de mi vida encontró un sentido. Fue muy claro que yo había nacido para hacerla feliz a ella y cada día que pasa, tiene ese mismo objetivo.

Se trabaja intensamente para proporcionarle un futuro tranquilo, se han pasado noches en vela cuidando de ella…

– ¿Cuántas madres se despiertan todavía con el mínimo ruido y por instinto se dirigen a verificar que las criaturitas duerman plácidamente?

– ¿Cuántas mamás con el estómago gruñendo de hambre, han tenido que alimentar primero a sus bebés y luego cruzar los dedos para poder saborear en dos segundos, un plato de comida fría?

– ¿Te acuerdas de esos días en que ducharse por más de cinco minutos era un absoluto privilegio?

Todos estos sacrificios y otros más tienen ENORMES recompensas. La felicidad y el bienestar de nuestros hijos son los mejores premios que se pueden recibir, nada tiene más valor que eso, al fin y al cabo para eso estamos en este mundo, ¿verdad?

NUNCA olvides esto: El cariño inspira cariño, y todos esos lindos sentimientos que entregas a tus hijos se recibirán posteriormente con las muestras de amor más valiosas que podamos recibir.

Johnson & Johnson’s ha creado una comunidad en Facebook llamada “El cariño inspira cariño”. Estás cordialmente invitado(a) a unirte al grupo, si piensas que el cuidar de los demás y los pequeños actos de afecto pueden cambiar al mundo.

¡Empecemos con nuestros hijos!