La noche de las velitas
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Por fin llego el día, mejor dicho, la noche de las velitas, en la que celebramos una de las tradiciones más bonitas de todo el año.
Para quienes no la conocen, les comento que la noche del 7 de diciembre, los colombianos encendemos velitas en homenaje a la Virgen. Seamos católicos o no, la celebramos igual. Es una fiesta especial, sobre todo para los niños, pues son ellos los encargados de encender estas luces y quienes más disfrutan la noche.
Como es tradición en nuestro pequeño grupo de amigos, nos reunimos para escuchar villancicos, comer manjares tradicionales y luego poner las velitas en los faroles.
¿Quieres saber qué comimos? Natilla, buñuelos, arepas con carne desmechada, galletas, salchichas y otros pasabocas más.
Es una noche en la que después todos dormimos contentos, al saber que ya dimos inicio a las fiestas de Navidad, de la mejor manera posible. Personalmente tengo los mejores recuerdos de esta fecha en mi época de infancia en Colombia. En aquel tiempo los padres nos permitían usar luces de bengala, eso sí, vigilando en todo momento que ninguna chispa se acercara a nosotros y de que no saliéramos corriendo con las luces en la mano.
Otro momento “audaz”, por así llamarlo, era cuando los niños esperábamos que las velas se derritieran y aun con la cera bien caliente aguantábamos quemones por hacer esferas. Adrenalina al cien por cien, pues además de la quemada, nos arriesgábamos a recibir el consecuente regaño si nos pillaban.
¿Celebras tú también esta tradición? ¿Hay alguna costumbre de tu país que marque el inicio de la temporada navideña?
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