Un día lleno de sorpresas
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Este artículo es parte de una campaña patrocinada por Kinder Joy™ y #WeAllGrow Latina Network. Todas las opiniones son mías.
Quería compartirte desde hace rato nuestro último día de clases. ¡Se nos acabó el año escolar! Cuarto grado se pasó más rápido que un suspiro y faltando un día para terminar el ciclo estudiantil, fue cuando realmente caí en cuenta de que las clases habían llegado a su fin. Para celebrar un momento así de importante, había que realizar un plan: una salida a comer, carrusel, huevitos de Kinder Joy™…¡tenía que ser un día lleno de sorpresas!
Igual me pasó con la llegada de Halloween, diciembre, Pascua y ahora con el último día de colegio. Parece que me percato justo en la víspera y termino improvisando, sin pasar por alto una fecha especial o un acontecimiento. A veces siento que no le pongo mucha atención al calendario y me involucro fuertemente en el presente, sin echarle cabeza a lo que viene.
Y para mi es mejor así; el sistema funciona, celebro todo sin presiones ni prisas, y puedo vivir intensamente cada día de una manera más libre. Como debe ser.
Ese jueves me desperté un poco antes que de costumbre y al abrir los ojos, el reflejo inmediato fue tomar el teléfono y ver qué había pasado en el mundo mientras en California estábamos en el quinto sueño. Al desbloquear la pantalla lo primero que apareció fue la fecha y fue ahí cuando me percaté de que ese día se acababa cuarto grado.
Desperté a la niña a punta de besos, y mientras se arreglaba para ir al colegio, me dediqué a planear ese jueves especial, un jueves exclusivo para ella.
Pasó la mañana y llegó la hora de ir a recogerla al colegio. Ethan, como de costumbre, cumplía su función de copiloto. Y fue así, como unos minutos antes de lo normal, nos encontramos recibiendo a la estudiante y al montón de bolsas que traía tras desocupar su escritorio.
Agradecimos a las profesoras, nos despedimos de los compañeros, mientras las madres planeábamos los “playdates” que mantendrán distraídos a los niños durante el receso. A partir de ese instante, ¡nos declarábamos oficialmente en vacaciones!
¿Y qué hicimos para celebrarlo?
Fuimos al carrusel y dimos vueltas hasta marearnos.
Nos tomamos quinientos mil selfies, mientras hablábamos y hablábamos.
Intentamos subir al globo aerostático pero el viento no permitió hacer el viaje. Esta vez mi miedo se salió con la suya, aunque ya me advirtieron inminentemente de nuevo intento para volar por los aires. Igual, me tendré que atrever.
La jornada terminó de una manera dulce y divertida, disfrutando un Kinder Joy™. Antes de salir de casa me aprovisioné de un par de estas delicias, las escondí en el bolso y sorprendí a mi invitada con un regalo que no se esperaba.
Celebrar el fin de un buen curso y con la dicha de poder conseguir ahora en Estados Unidos estas delicias, dos motivos para sentirnos felices y seguir creando buenos recuerdos en la memoria de mi hija.
¿Disfrutaste también en tu infancia con un Kinder Joy™?
¿Te acuerdas de esa emoción por descubrir qué juguete te había tocado, mientras saboreabas esa rica crema dulce? Joy significa dicha, alegría…la misma que verás en tus niños al compartir con ellos esta rica experiencia.
Así fue como un postre-regalo me dio gratos momentos en un día especial con mi niña, la mejor manera para recordar esta fecha, llena de tantas sorpresas.
Se nos fue el año escolar, pero nos quedan muchos instantes para disfrutar con Kinder Joy™.
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