Buscando a Nemo
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Emily, abuelita y yo estuvimos en el Acuario del Pacífico, ubicado en la ciudad de Long Beach. Esta era la primera vez de la chiquita en un acuario y como ella es la fan #1 de todo lo marino, influenciada por su amor por la Sirenita, sabíamos con seguridad de que iba a ser un día mágico para ella.
A Emily no se le pueden comentar con anticipación, los planes que se van a hacer días después, porque su ansiedad es tan grande, que no duerme, no habla de otra cosa y pregunta cuándo vamos a ir todo el tiempo. Así fue, como a las 6 de la mañana, sorpresivamente vio que abuelita y mami la despertaban para ir a un “lugar muy bonito”. Mientras la preparábamos para salir, preguntaba a dónde íbamos y al saber que el destino era un lugar lleno de peces, su alegría no pudo ser más grande.
Al llegar al Acuario, muy amablemente nos dieron la bienvenida y nos recibieron con un completo desayuno. A las “mami bloggers” nos invitaron a disfrutar del lugar, antes de que se abriera al público, así que ya se imaginaran que pudimos recorrerlo con tranquilidad y observamos todo perfectamente.
Se me olvidaba mencionar que Emily llevó a Nemo, apenas supo a donde íbamos y en el instante en que llegó al Acuario, decía que iba a buscar a “Fish Daddy” (como llama a Marlin), Dory y por supuesto a Nemo. Mientras los buscaba, encontró en el camino el estanque de las focas y allí se quedó varios minutos, fascinada viendo como nadaban de un lado para otro y por lo grandes que eran.
Seguimos en nuestra misión de encontrar a Nemo, cuando llegamos al área de los tiburones y allí vio a alguien conocido. Según ella, en el agua estaba “Bruce”, el tiburón que se convirtió en amigo de Dory y Marlin en la película.
En nuestro recorrido, Emily pudo saludar a los caballitos de mar (me conto que uno de ellos es amigo de Nemo), vio a algunos pájaros, cangrejos, estrellas de mar, langostas, un buzo limpiando el tanque, ranas, corales y anémonas… esa fue la señal, según ella, de que nos acercábamos a nuestro objetivo, pues en esta planta viven Nemo y su padre.
El momento cumbre de la visita ha llegado. Emily ve docenas de peces payaso y grita: “Aquí está, aquí está!” Mira mami, ahí están Nemo, Fish Daddy y…Dory! La niña muy emocionada pegaba el muñeco de peluche contra el vidrio para mostrarle su hallazgo. Ya podíamos estar tranquilas, se había cumplido la misión, habíamos encontrado a Nemo.
Después de ver un buen rato, como nadaban estos pececitos, llegó otro momento que fascinó a Emily. Los empleados del Acuario, permitían a los niños, acercarse al estanque y tocar a las medusas. Yo pensé que la pequeñita iba a tener miedo, pero qué equivocada estaba. Metió rápidamente su brazo, que no solamente la mano, y tocó estos ejemplares con tal atrevimiento, que la encargada tuvo que dedicarse exclusivamente a ella para explicarle cómo viven estos animalitos.
También tuvimos la oportunidad de ver varios shows. El primero sobre el calentamiento de la Tierra, el segundo sobre la importancia del Puerto de San Pedro en Los Angeles y el último lo disfrutamos en un teatro, donde nos mostraron la vida en los polos.
Sobra decir que estuvimos encantadas con la visita, que Emily no se quería ir y que seguramente muy pronto volveremos. La próxima vez “Daddy” nos acompañará, pues al igual que Emily, es otro fan incondicional de la vida marina.
Gracias al Acuario del Pacífico por todas sus atenciones y por la maravillosa invitación.
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