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Como había escrito en un post anterior, mi jefe me había dado a probar unos deliciosos panes que se asimilaban mucho en su sabor a los mojicones colombianos. Suavecitos, dulces, riquísimos!

En el trabajo frecuentemente tenemos productos de esta panadería pero nunca había sacado un tiempito para ir a conocerla. Esta tarde, después de trabajar, invité a mi familia a que me acompañara a visitar este concurrido lugar. Ya sabíamos que era un negocio exitoso, que siempre tenía una fila enorme de clientes, esperando ansiosos por entrar a la cafetería y poder escoger a su gusto los panes que más apetecieran.

Estacionamos el carro y dimos fácilmente con el local, porque lo primero que vimos fue la fila de personas a la entrada del café. Esperamos por nuestro turno y afortunadamente el tiempo de espera es corto, pues la fila se mueve con rapidez. Entramos y cada persona debe tomar una bandeja y unas pinzas, acercarse a las vitrinas donde están los panes y hacer todo lo posible por no llevarse todo lo que ve, porque la tentación es enorme. Panes dulces, con almendras, con nueces, con frutas, panes salados con tomate, ajo, queso, mini pizzas hawaianas de pan, la variedad es indescriptible. Yo busqué los panes que saben a mojicón y no los ví por ninguna parte. Pregunté a un empleado hasta que me avisaron que debo pedirlos en la caja, cuando esté pagando. Al terminar de escoger, pasamos a las registradoras a pagar y al lado de las cajas, está el bar donde se entregan las bebidas. Mi mamá y mi niña salieron a buscar una mesa, pues adentro ya no había ni una silla libre. Tuvimos suerte, pudimos sentarnos y disfrutar de la comida. El passion fruit green tea que pedí estaba igual de bueno que los panes que me comí. Mi mama decía que nunca había comido tanto pan en su vida! Y yo tampoco!